SOBREVIVIENTE
Algunas noches es maravilloso oírlas en la oscurdad. La chica confía del todo en mí. Con el teléfono en una mano, puedo imaginarme que la otra mano es ella.
No es que quiera casarme. Admiro a la gente que es capaz de comprometerse con un tatuaje.
Para calmar a esa chica y conseguir que me escuche le cuento la historia de mi pez. El de ahora es el pez seiscientos cuarenta y uno de toda una vida de peces. Mis padres me compraron el primero para enseñarme a amar y cuida otra criatura del Señor. Pasados seiscientos cuarenta peces, lo único que sé es que todo lo que uno ama se muere. Cuando conoces a alguien especial, puedes estar seguro de que un día caerá muerto al suelo.
Hoy es un día de esos en los que el sol sale para humillarte en serio.
Quiero que me persigan los zombies caníbales.
Quiero pasar junto a la losa de mármol que cubre una cripta y oír que algo araña y forcejea en el interior. De noche pego la oreja al mármlo y espero. Por eso es por lo que de verdad estoy aqui.
No es que este pirado ni nada, solo quiero pruebas de que la muerte no es el fin. Incluso si un zombi enloquecido me sorprendiese en un pasillo, incluos si me desmembrase..., pues al menos no sería el fin del fin. Eso sería un mínimo consuelo.
Me demostraría que hay algo de vida después de la muerte, y moriría feliz. Por eso espero. Por eso vigilo. Escucho. Pego la oreja a todas las criptas.
... puedo ver que hay algo diferente en esa chica. Algo europeo. Algo desnutrido. Le falta la dosis diaria de nutrientes y luz olar que establece el canon de belleza norteamericano. Sus brazos y piernas salen de su vestido blancuzcos y céreos. Puede uno imaginarla tras una alambrada. Y en mí crece un deseo desesperado de que esté muerta. Así me siento cuando veo en casa películas antiguas de vampiros y zombies que salen de sus tumbas pra buscar carne humana. Es el mismo deseo desesperado que me entra cuando veo a esos famélicos muertos vivientes y me pongo a pensar porfavorporfavorporfavor.
Subido aquí arriba, junto al espécimen número 136, conchas marinas pintadas de rosa para parecer capullos de rosa, y al número 78, un narciso de baquelita, deseo que me abrace entre sus brazos fríos y muertos y me diga que la vida no tiene un final absoluto. Que mi vida no es un puñado de materia orgánica de clase funeral que se ha de pudrir mañana y cuyo nombre ha de sobrevivir en una necrológica.
Fue un perdedor para el mundo.
Fue el mundo para mí.
-¿Duele mucho morirse?
Pues sí, cariño, le digo, per más duele seguir viviendo.
Pues aqui me tienes. Mejor que esto no lo hay. O lo tomas o lo dejas.
Como si no me importase lo que piensa.
Es una descarga sexual, me dice. Es de lo más natural. Encuentras lo que buscas. Lo acosas. Lo cogers y lo haces tuyo. Una vez lo has poseido, ya puedes tirarlo.
Ahora mismo es del todo innecsario que venga alguien a matarme...
Podríais apuñalarme en medio del corazón, y llegaríais tarde...
Que me mataran ahora mismo sería un alivio...
Descorro las cortinas y plnto mi horrible y obeso corpachón frente a la ventana, por si hay algun francotirador. Por favor, alguien con un rifle y mira telescópica. Disparadme aqui. En medio de mi gordo corazón. Justo en mi picha chiquita.
Te das cuenta de que la gente toma drogas porque es la única aventura persona que les queda en este mundo suyo de propiedad inmobiliaria, prisas, ley y orden.
Solo con las drogas o con la muerte veremos algo nuevo, y la muerte es demasiado dominante.
Te das cuenta de que no vale la pena hacer nada si no va a haber nadie que lo vea.
Hubo una vez que mi agente me preguntó que dónde me veía en cinco años.
Muerto, le dije. Me veo muerto y pudriéndome bajo tierra. O en cenizas. Me veo reducido a cenizas...
... Le conté al agente que contaba con pasar los primeros mil años de infierno en un puesto modesto, pero que después aspiraba a entrar en el área de dirección. A ser parte del equipo. La cotización del infierno experimentara el próximo milenio una subida enorme. Quiero estar en la cresta de la ola.
Esto es ser amado sin tener que amar a nadie a cambio.
Recuerdo que aquel era el momento perfecto para morir.
No era el cielo, pero era lo más cerca que iba a estar nunca.
Ésa es la parte positiva de estar condenado para la eternidad.
Puedes pensar: el infierno puede esperar.
No, todo el mundo cree que su vida entera tendría que ser al menos tan divertida como la masturbación.
Según Fertility Hollis, el caos no existe.
Solo hay patrones, patrones y más patrones, patrones que afectan a otros patrones. Patrones ocultos tras otros patrones. Patrones insertos en otros patrones.
Si la miras bien,la historia no hace más que repetirse.
Lo que llamamos caos no son más que patrones que no sabemos reconocer. Si no entendemos algos, lo llamamos sinsentido. Si no sabemos leer algo, lo llamamos galimatías.
No existe el libre albeldrío.
No existen variables.
- Sólo existe lo inevitable-dice Fertility-. solo hay un futuro. No hay opción.
La mala noticia es que no tenemos control ninguno.
La buena noticia es que no podemos equivocarnos.
Eres el príncipe azul que podría romper el hechizo de aburrimiento.
- Incluso el jardín del Edén era una jaula dorada -dice Adam-. Serás un esclavo el resto de tu vida hasta que muerdas la manzana.
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